EL CARÁCTER
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Y para siempre nos
duela la carne del alma |
El pregón del 2008
El lenguaje
familiar es un lenguaje de paz.
La paz es la lengua del amor.
El amor es el habla del silencio.
Silencio pido para escucharse.
Escucharse para entenderse.
Entenderse con la vida ya es vivir.
Vivir el 2008 entregado,
sólo la entrega merece ser vivida.
Vivir el 2008 queriendo,
sólo el querer alcanza la existencia.
Vivir el 2008 deseándolo,
sólo el deseo de saber que soy, nos reaviva.
Que reavive el corazón antes que el hombre.
Que del hombre provienen los males.
Males que enferman el mundo.
Ahogado el mundo creado para ser recreado,
también muere en nosotros,
tan vivos hoy con la aurora de los cielos.
¡Cielos!, que el cielo siga dándonos aliento,
a los que piensan y a los que sienten,
a los que se inhiben y a los que se aletargan.
¡Aleluya!, que el nuevo año ha dicho amén.
¡Aleluya!, la alegría está servida.
¡Aleluya!, estamos más cerca de Dios.
Buenos días, Señor.
DESTRUIDA LA BELLEZA, SE DERRUMBA LA VIDA
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Somos de un desorden
mayúsculo
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MARTIRIO DE NUESTROS DÍAS
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En las habitaciones
de la tierra
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BUSCANDO A DIOS
«Estas son tres formas elementales de la experiencia de Dios y de la relación con Dios; nosotros vivimos por obra de Dios, ante Dios, y podemos vivir con Dios» (Gerhard Ebeling, «Sui Salmi», Brescia 1973, p. 97).
en el verso de la vida, en la vida sigilosa y en los latidos del alma.
Dios se halla en la pureza del cielo y en el culto a la verdad más nívea, y en la luz más etérea del eterno y cautivo verso.
Porque... por amor, Dios creó al mundo, y del mundo es su Señor, manantial de orden moral, río de alegría y mar de gozos. |
A Él se llega con las manos inocentes y el corazón limpio, con los labios abiertos al lenguaje de la autenticidad, con el abecedario de la entrega a los últimos y con los bolsillos vacíos.
Sólo Dios nos ama con un amor alto y vivo, comprensivo y paciente, como un Padre amoroso, que no tiene otro compás, que la compasión y la piedad.
La mano de Dios, es una mano que perdona, y una voz que es camino, y un camino que es esperanza. Sólo hay que seguirle y abrazarle.
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POR LA CRUZ A LA LUZ
Vivir la cuaresma es hacer silencio y citarse con soledad, revivir y hacer penitencia, ¡darse!.
Darse a los demás, renacer en transparencia, resucitar la inocencia, tomar conciencia y pedir perdón.
Para encontrar la paz y reencontrar la luz, que la cuaresma es tránsito de las sombras al asombro. |
Porque la conversión es entrar en un mismo, como el aire penetra en el mar; hallarse como en el cielo, bajo una luna creciente, y sobre un naciente sol, que haga brotar el amor. ¡El amor!.
Víctor Corcoba Herrero |
DEL CAVIAR DE VERBOS, A LOS VERSOS PARA CAVILAR
I Estoy mejor que ayer y peor que mañana. ¿Cuándo el mundo dejará de convivir con la piedra al cuello? II Entrando la Semana Santa me quedo sin palabras porque los penitentes se tragan las sílabas, los salmos y las salves. ¿Quién me evoca una saeta para entregarme al silencio?. Silencio al paso, pasa Cristo, ¡Cristo vive!. III Demasiada soledad haciendo diarios en el diario de la vida: La soledad de dos en una cena. La soledad de dos en una cama. La soledad de uno más uno, porque cada uno practica el amor así mismo, para regozarse en sí mismo, sin el amor de dos en uno. |
IV No basta defender a los niños, niño hay que hacerse, hacerse para entrar en el corazón del cielo, y del cielo ser un verso del beso. V Los cuernos no son cosa de tres, es cosa de dos, que no han sabido ser uno para el otro y el otro para el uno. VI Cuando termino el poema, me acuesto y me doy la penitencia por si algún lector me mata porque no miento.
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VII Hace tiempo que el gozo no me viene de la calle, a la que no puedo callar ni sembrando poesía, ni labrando, ni arando, ni gerundiando… Probaré cerrando ventanas. Me declaro poeta de clausura y clausuro morirme de risa antes que amortajado de tristeza. VIII Sean felices, y coman amapolas, y duerman como niños, que de ellos es el sueño de lo que será la vida.
Víctor Corcoba
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CRÓNICA DE UN AVENTURERO
Cuatrocientos años son pocos
para lo mucho que nos enseñó.
Diré que en un lugar, lagar de amor,
habita don Quijote de la Mancha,
por su decir la libertad ensancha,
y en Dulcinea enmudece el dolor.
El aire es un espejo de su ardor
inquieto en la quietud que nos engancha,
bajo la mecha de un sol de luna ancha,
mediador de paz y de luz dador.
El caballero de triste figura
y su fiel escudero Sancho Panza,
acrecientan el culto a la cultura,
con su voz cautivada de esperanza,
porque el saber salva, es flor madura
que embalsama la vida de bonanza.
Víctor Corcoba Herrero
EL DESEO, LA ROSA Y LA MIRADA
I.- EL DESEO
No desear nada es no vivir, no vivir es no amar, no amar es no querer ascender ni encender la hoguera del alma.
Desear todo es existir, existir es amar amando, amando el amor de amar.
Quien mucho ama, conoce el deleite de la vida; quien ama poco, olvida la alegría de existir. |
II.- LA ROSA
La rosa no tiene edad, siempre está naciendo; edad no tiene la rosa, siempre está viviendo; vive en el corazón, por eso no tiene ojos; revive en el latido, por eso no necesita reloj.
Vive porque vive en los demás. Vive porque se desvive hasta avivar la savia del que le roban la vida. |
III.- LA MIRADA
Tras la mirada, el verso. Tras el verso, el gozo. Tras el gozo, la belleza. Tras la belleza, la verdad. Tras la verdad, el esplendor. Tras el esplendor, la paz. Tras la paz, escucha, observa y calla. Y no vuelvas la vista atrás. |
LAS VIRTUDES TEOLOGALES
“Fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano”
I.- LA FE
Yo soy la paz y en paz florezco. Yo soy el amor y en amor existo.
Vivo cuánto más aspiro la poesía, y cuanto más respiro el verso, y cuánto más transpiro la transparente luminaria de ser la energía y el valor, la aurora viva del cielo.
Porque yo soy la fe, la que convierte la noche en día, el día en un aire de gozos, y el gozo de morir en vida. ¡La vida soy, en la vida vivo!. |
II.- LA ESPERANZA
Yo soy el estado óptimo del optimismo. Yo soy el estado del alma y el sentido.
El sentido de una vida de amor, que no se deriva de juegos, ni germina en los éxitos, ni prospera en las grandes mansiones.
Porque yo soy la esperanza, la que viene de Dios y en Dios se halla. ¡Y hallados en Él, se gana la Vida!.
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III.- LA CARIDAD
Yo soy el amor de amar amor. Yo soy el vínculo más níveo del verso.
El verso perfecto que nos une a Dios y a los demás, el verso magistral de hermanarse todos con todos, el amor invencible que todo lo soporta y perdona.
Porque yo soy la caridad, la que purifica el amor, y lo eleva a la cima del gozo. ¡Y en tal alto gozo, reposa la luz!.
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LA CRUZ GUARDA MI FE
“En Él está tu vida, así como la prolongación de tus días” (Dt 30,20).
Dios es la cima y el cenit del cielo, la cruz del amor y el amor en vida, fruto de la armónica paz que anida en el árbol redentor del consuelo.
El sudario de la cruz colma el duelo, calma en plenitud el alma dolida, el hambre se sacia con su venida, y la sed deja de ser un desconsuelo.
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Con la cruz salvadora entre las manos, el camino es camino de esperanza, partida compartida como hermanos.
Libéranos Señor del mal que avanza, dónanos la luz y la fuerza danos, para huir del desamor que nos alcanza.
Víctor Corcoba Herrero
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PARA UN NUEVO AÑO, UN NUEVO AMOR Con el alma en el alba del nuevo año, la esperanza en miradas y moradas, como olas al viento reavivadas de amor, en su mar de besos me baño.
Expansivo el corazón como un paño, ya que las mejores vidas pasadas son aquellas no vividas, ni andadas, y si he cerrarme que sea al engaño,
porque vivir con la savia del verso, es nacer a la vida en cada instante, crecer con el árbol del universo. Tenemos todo un año por delante, para descubrir que el afecto terso, nada encubre, ¡ amar es lo importante!.
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BAJO LOS AIRES DEL ADVIENTO
I.- PREÁMBULO
Adviento es el camino hacia la luz. El camino del creyente y del pueblo que camina bajo las alas del viento esperanzado, como olas del mar sobre el horizonte celeste, en busca del Niño que se hizo hombre, siendo Dios, para calmar la furia y el hambre, para colmar de paz la vida, cargando con la cruz a cuestas para redimirnos de calvarios y de selvas, bajo su salve María.
II.- LOS PERSONAJES
El pueblo de Israel fue el gran remanso de paz y de espera en la esperanza.
El profeta Isaías fue el gran pedagogo y portavoz de Dios, la voz y el pregonero del Señor, precursor del universalismo del evangelio, predicador de la paz.
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Juan el Bautista fue el paradigma del adviento, ya desde el mismo vientre de su madre, y fue el escogido para mostrar a las gentes el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y dio finalmente su sangre, como valor purificatorio de conversión a la luz y de amanecida a la esperanza.
José de Nazaret, es, en adviento, ejemplo de un "sí" largo, hondo y sostenido al Señor. Un "sí" de colaboración. Un "sí" de aceptación. Un “sí” de amor amar amor.
María de Nazaret es la estrella del adviento, su rostro, su regazo, su rastro. La poesía más eterna y tierna.
El apóstol San Pablo nos llama al gozo y a la alegría, a la preparación y a la acción, "El Señor está cerca". Descubramos ese Niño, y hagámonos niños del Niño Dios y obremos como obreros del Señor.
Víctor Corcoba Herrero
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