NECESARIA ACLARACIÓN


Por Mario Llossas y Baldesogo



El deber de los obreros de las letras del exilio está en guiar a los cubanos desterrados a conservar, acrecer y perfeccionar el acervo legado por nuestros mayores.


    En estos últimos tiempos se vienen oyendo, en esta gran nación y otros lugares, ciertos calificativos al referirse a los exiliados cubanos y su acervo, que es necesario aclararlos. Expresiones, tales como chino-cubano, cubano-norteamericano, arte afro-cubano, etcétera, que nunca oímos en Cuba. Es oportuno hacer saber que los nativos en Cuba, de padres extranjeros, jamás antepusieron la nacionalidad de sus ascendientes para identificarse; ya fuesen hijos de chinos, españoles, norteamericanos o de otro país, incluso los naturalizados, simplemente y con orgullo, respondían al respecto: ¡SOY CUBANO!
    Se debe señalar también la gratitud y nobleza del cubano hacia los que, procedentes de otras naciones, nos ayudaban de una forma u otra; así queda demostrado cuando al terminarse la guerra de liberación de Cuba, se consignó en su Carta Magna de 1901 que todos los extranjeros que durante un año o más prestaron sus servicios en el Ejército Libertador, eran considerados CUBANOS POR NACIMIENTO. Además, y de acuerdo con la propia constitución, todo extranjero -por haber peleado más de 10 años por la libertad de Cuba-, tenía derecho de ser Presidente de la República. En este caso (entre otros veteranos) se encontraban los generales Máximo Gómez, dominicano; Juan Ríus Rivera, puertorriqueño; Carlos Roloff, polaco; y el comandante José Bu, chino.
    Igualmente, nuestro folklore es malentendido por esa gente. Como es sabido, la palabra folklore es un anglicismo o voz inglesa incorporada al idioma castellano, que quiere decir "conjunto de las tradiciones y costumbres de un país". Ahora se tiende a dar por sentado que lo cubano es lo negro. No negamos que el arte nuestro se nutre, en ocasiones, como ocurre en muchos países, de otras culturas, entre éstas, la negra; pero la originalidad del cubano es exclusiva. Y como un ejemplo, pongamos por caso el instrumento musical conocido como tumbadora que, traído de África, el cubano lo construye diferente, acorde con las exigencias rítmicas de nuestra música.
    Por otra parte, "los nuevos descubridores" (entre comillas), al presentar a los intérpretes de la música cubana, bien sea en películas, fotografías o pinturas, nos muestran al compatriota negro usando una camisa llamada guarachera, en actitud de estar repiqueteando una tumbadora, junto a ese exponente de belleza que es la mulata cubana, a la que nos enseñan con un pañuelo rojo en la cabeza. vistiendo una ropa que termina en cola larga y acompañándose, al mismo tiempo, con un par de maracas.
    Esto, no es falso, pertenece al folklore nuestro; pero está parcializado. Hay que decir que una pareja negra, blanca o mulata, bailando un pasodoble o un zapateo y ejecutando la guitarra, la gaita o una pandereta y hasta con una boina por sombrero, es una estampa que corresponde al folklore de Cuba también, ya que la influencia de África y España, fundamentalmente, formó nuestra nacionalidad.

    ¡Y a mucha honra!