C O M E N T A R I O S sobre Carlos J. Finlay

Por: Marco Antonio Landa

 

    En el año 1905, el Dr. John W. Ross, Director Médico del U.S.N., elevó una petición a los Miembros del Comité Nobel de Medicina, del Instituto Real “Carolina”, en Estocolmo, Suecia, proponiendo al Dr. Carlos J. Finlay para el Premio Nobel, Sección de Fisiología y Medicina, que se debía conceder durante el año de 1906; basada su petición en el reconocimiento de sus brillantes servicios prestados a la Ciencia y la Haumanidad, al descubrir la manera de propagarse la fiebre amarilla, así como los medios de erradicar y evitar epidemias de tan tremendo flagelo. 

    Expresó el Dr. Ross en su petición que “tan atrás como el año 1881, el Dr. Finlay no sólo promulgó la teoría (hecho aceptado ya) de la transmisión de la fiebre amarilla por el  mosquito, sino que llegó hasta determinar y señalar la especie que la trasmitía (Stegomya Fasciata), pudiendo ser considerado este trabajo como la labor de un verdadero genio, que precedió por lo menos en dos o tres años a todos los descubrimientos relacionados con la transmisión del paludismo por el mosquito, debidos a la virtud científica de Mansen, Ross (científico inglés) y otros.

    Es más, el Dr. Finlay presentó ante el Congreso Internacional de Higiene y Demografía, en Budapest el año 1894, un trabajo en el que especifica las medidas necesarias para evitar la propagación de la fiebre amarilla por el mosquito. Estas medidas eran prácticamente las mismas que con tanto éxito fueron llevadas a cabo en Cuba por el Coronel Gorgas, al limpiar la ciudad de la Habana de fiebre amarilla en el 1901, por lo cual obtuvo una fama mundial.

    Las Conferencias de las Juntas de Sanidad Estatales y Provinciales de Norte América, en New Haven en el 1902, rindieron un tributo a esta labor del Coronel Gorgas con estas palabras: "Nosotros consideramos como una de las más brillantes consecuencias de la aplicación de la Ciencia Sanitaria a la salud pública que jamás hasta ahora ha sido realizada.”

    A su petición, el Dr. Ross acompañó documentos detallando los más importantes trabajos y períodos de desarrollo en la labor del Dr. Finlay sobre el mosquito y la fiebre amarilla, afirmando que sus resultados tan completos estaban perfectamente condensados en uno de los documentos que contenía el trabajo del Dr. Benjamin Lee, reconocido como una de las autoridades más eximias sobre cuestiones sanitarias en los Estados Unidos..

    En la relacionada Petición a la Comisión del Premio Nobel, el Dr. Ross reproduce notas del Dr. Finlay en relación con sus trabajos, sus investigaciones y su final descubrimiento. Las notas del Dr. Finlay culminan con la siguiente declaración: “Otro punto es el hecho de que la final comprobación de mi teoría de la transmisión por el mosquito obtenida en una forma tal que llevó al convencimiento a toda mente imparcial, sólo fue obtenida después de la aplicación práctica en la Habana del principio por mí recomendado en el Congreso de Budapest, al que ya nos hemos referido anteriormente; en mis comunicaciones a la Academia de Medicina de la Habana en 1898 y al New York Medical Record en mayo de 1889. Finalmente ha sido necesaria la prueba crucial a la cual ha sido sometida mi teoría durante los cuatro últimos meses, desde el 5 de julio del presente año, en New Orleans y otros puntos de los estados del Golfo de EEUU., para aclarar los últimos datos, de manera que en la Conferencia de las Repúblicas Americanas celebrada en Washington en el año 1905, los delegados de toda la América aprobaron y votaron por unanimidad una resolución aceptando plenamente la teoría de que el mosquito es el único medio natural por el cual la fiebre amarilla es trasmitida.”

    Hasta aquí una breve síntesis de la petición elevada a la Comisión del Premio Nobel solicitando el otorgamiento del premio de 1906 al Dr, Carlos J. Finlay, PETICIÓN QUE FUE DENEGADA.

    Para terminar insertamos a continuación unos breves comentarios al respecto del Dr. Rene León, escritor y publicista de Tampa, Florida, aparecidos en el citado libro “HIstorias modernas...”  Dicen así esos comentarios:   

    “El Dr. Carlos J. Finlay fue un hombre honesto, trabajador y un gran investigador, que con pocos medios logró lo que otros no pudieron hacer, encontrar el orígen de la fiebre amarilla. Sus investigaciones datan del 1875 en adelante. Muchos de sus trabajos presentados ante el gobierno español fueron ignorados. Algunos dicen que fue su origen anglosajón, pero nacido en Cuba. Lo trataron muchas veces en la prensa como un iluso, que veía enfermedades en todas partes.

    Cuando la Intervención Americana se establece en Cuba, los soldados americanos morían por decenas. La famosa Comisión Americana ignoraba sus consejos y, entre éstos, había médicos  cubanos que se burlaban de él. Le dan los méritos al que menos hizo, sólo por por ser americano y director de la Comisión.

    Finlay fue atacado en la prensa de los EEUU, y particularmente por el archiconocido “Sun” de New York, anticubano de toda la vida. Cuando el Dr. Ross envía la carta a Suecia, la prensa americana hizo una crítica a lo solicitado por él. Y fue tratado de traidor”.

 

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