A. Francísquez Guzmán †

 

Roque Francísquez Guzmán, hermano del poeta, nos envía desde Caracas este homenaje a su hermano fallecido. Lo publicamos con todo cariño:

 

Homenaje Postumo
In Memorian

Roque Francísquez Guzmán


Cuando fallece un Excelente poeta consagrado,
La poesía genética se declara en aflicción,
Exaltado el numen meritorio del bardo despedido
Separación eterna, acto indulgente de contrición.

Albén Francísquez Guzmán, aedo, escritor, novelista,
Falleció 29-5-07, dejando secuela paradigma, llamada providencia,
Cumplía noventa y siete aniversarios nacimiento, estilista,

Digno reconocimiento, estimación gloriosa trascendencia.

La literatura, bellas artes, deplora triste acontecimiento,
Recordando su inspirada producción, sentido socialista,
Peculiaridad humanista, pena aflictiva, pasión de sentimiento.

Marido, padre amantísimo, docente intuitivo, firme confianza
Depresión intima, llantos plañidos, funeral eucarístico, bienaventuranza

Semblantes aflictivos, acto conmovedor piadoso.
 

 

     El poeta nos abandonó el pasado 29 de mayo de 2007. Desde aquí, enviamos a la familia en Venezuela nuestras más sinceras condolencias.
¿Por qué será que son siempre los mejores los que primero se van? Quizá sea porque Dios los extraña y los reclama a su vera.
     Pero los poetas no mueren. Se desvanecen, pero perviven en cada uno de sus versos afortunados, ésos que, por magistralmente cincelados con lo mejor de su ser, serán imperecederos.
     Sólo esperamos que Alben haya cumplido su deseo de morir de pie, como los árboles, y estamos seguros de que seguirá, dondequiera que esté, rogando por una Venezuela como él la soñó.

Eliana Onetti

 

Himno de América

 

La gloria está en ser grande y en ser útil.

Simón Bolívar

 

Los pueblos más dignos, más fuertes y grandes

serán siempre aquellos que tengan por muro

juventud que piense, que luche y trabaje

y crea que la gloria consiste en ser útil.

 

¡Poetas! ¡Soldados! ¡Obreros! Ya es tiempo

que marchéis unidos porque sois hermanos.

Que un deseo de triunfo encienda los pechos

y un himno de lucha vibre en vuestros labios.

 

No es esta la hora de plácidos sueños,

ni de andar por rumbos perdidos y vagos.

Es bueno ser cautos, modestos, serenos,

pero hay que estar siempre alertas y en guardia.

 

La paz es fecunda y todo florece

bajo su albo palio de amor y piedad.

La paz es un Iris, es grande y es bella,

pero hay algo inmenso: ¡honor! ¡libertad!

 

Honor sin pasiones. Libertad sin odios,

sin esa inconsciencia que daña y no crea.

Honor a lo nuestro. Honor a la gloria

y que todo el mundo la libertad vea.

Honor al emblema de nuestros colores

y a la tierra libre que nos vio nacer.

Honor a la noble sangre redentora

y a esta raza india que es brava y es fiel.

 

Y sea nuestro esfuerzo viril y preciso,

capaz de inmolarse en la ruda lid.

Y que nuestro puño débil pero invicto,

reprima el ultraje del zarpazo ruin.

 

¿Pretenden los monstruos del llanto y la ruina

clavarnos su acero con saña infernal?

Ya pronto estaremos mil pueblos unidos

vengando la infamia en lucha triunfal.

 

No en vano la sangre de nuestros guerreros

vertióse en mil sitios para darnos luz.

Tenemos escudo, pendón y laureles

y un recio baluarte: nuestra juventud!

 

Que sepa la turba cruel y aventurera,

esa que no acata principios ni ley,

que sobre los campos de América entera

jamás su vil planta logrará poner.

Quiero morir de pie

 

Los árboles mueren de pie.

Alejandro Casona

            Quiero morir de pie como mueren los árboles,

como muere el que lucha por su sol y su fe;

como muere abrazado a las olas el náufrago,

como las mismas olas que se mueren de pie.

 

                    Morir verticalmente como muere la lluvia,

        como mueren de golpe los cuerpos al caer.

        Con feliz estoicismo, sin hálitos de angustia,

        sin lágrimas que puedan odiar ni conmover.

 

                        Quiero morir en marcha sin detener el paso,

            aunque la cruz que lleve pese más que mi ser.

            Como el viejo Epicteto quiero morir gritando:

            ¡Qué me importa la vida si la voy a perder!

 

 

                            Si la mano que esconde el puñal en la sombra

                espera que yo pase para poderme herir,

                sólo deseo que al menos tenga tiempo siquiera

                para mirar su rostro y a ese rostro escupir.

De su libro "Binomio poético" (Gesto)

 

 

HAY QUE REÍR

 

 Y, ¡para qué llorar cuando la vida canta!
 Reír...reír... ¿Y el llanto? Ya nacimos con él.
 Desde la cuna el llanto nos bulló en la garganta
 y logró que una madre nutriera nuestro ser.
 
 ¿Llorar? Hay tantas cosas por llorar en la vida.
 La misma coexistencia nos proporciona llanto:
 ¡las pasiones, los odios, la justicia incumplida
 y cuánta infamia y dolo nos hacen llorar tanto!
 
 El llanto es desahogo para el alma abatida
 por la angustia en suspenso, por el ansia de amar.
 Por el amor, los celos, por la fe no entendida;
 por todo lo imposible nos provoca llorar.

Mas el llanto que brota del culpable cautivo
 o del pobre payaso que lo finge al actuar,
 no es el llanto sentido, pasional y emotivo
 que del fondo del alma se conjuga en pesar.
 
 Sin embargo, la risa es mejor compañera
 que el llanto y la tristeza, que no resuelven nada.
 Pues la vida es tan bella, tan plácida y señera
 que, bien vale la pena, quiera el alma o no quiera,
 cambiar la idea del llanto por una carcajada.

 

 Un Pajarito Abandonado

 Poesía para Niños

 

Lindo pichoncito

quiso alzar el vuelo,

rodó por el suelo

y no pudo volar.

 

Una mano amiga,

mano bondadosa

lo tomó curiosa

y lo llevó a su hogar.

 

Allí vive ahora:

todos lo queremos

caricias le hacemos

al oírlo piar.

 

Le sobra cariño.

Alben siempre humano

le pasa la mano

y se le ve saltar.

Cuando tiene hambre

abre su piquito

y el pan en trocitos

le gusta tragar.

 

Pobre pichoncito,

sus padres volaron.

Solo lo dejaron

aun sin emplumar.

 

Mas un día cualquiera,

sin ser día de galas,

abrirá sus alas

y se echará a volar.

 

 

 

A QUIEN EL PUEBLO ESPERABA:

 

 

Yo no puedo explicarme, ni encuentro quien me diga

¿Por qué el de Miraflores cuando habla se inflama?

Se inflama de estulticia, de odios y de intriga

y al pueblo lo extorsiona y le dice que lo ama.

 

Ya en Venezuela toda se siente la fatiga

que causa el abandono del “genio” que proclama

esa Revolución que, sólo al pobre obliga

aplaudir la mentira que lo exhorta y lo aclama.

 

El ambiente es pesado, la gente caraqueña

transita por las calles pensando en lo que sueña:

la libertad, la paz, la libre convivencia

de los venezolanos que han perdido ya el estro

por un poder absurdo que le falta experiencia

para darle a la Patria su bienestar que es nuestro.

 Francísquez Guzmán 2005

 

 

 

 

Soy Un Inconforme Pero Amo La Vida

 

            Yo soy un inconforme en mi modo de amar

porque quiero de un sorbo beberme todo el mar.

Todo ese mar de anhelos que se esconde en mi pecho

con su oleaje encrespado de la angustia en acecho.

Inmenso mar de ensueños, de esperanzas sin puerto,

por donde presuroso navega el desconcierto.

             Ésa es mi idiosincrasia, mi raro escepticismo.

Amo con la vehemencia de olvidarme a mí mismo.

Amo las cosas gratas y amo las cosas bellas:

el arte, las mujeres, las flores, las estrellas...

Toda esa gama hermosa de formas y colores

que a veces nos dan goces y a veces sinsabores.

             A veces se nos muestra la vida en tentaciones

donde se anidan plácidas las míseras pasiones.

Donde la intriga muestra su espíritu pequeño

para impedir el paso de nuestro firme empeño.

Y a veces la injusticia contrita el alma noble,

pero al fin la entereza se yergue como un roble.

   La vida cual torrente nos arrastra sin tino

hacia el encuentro mismo de nuestro propio sino.

Y si es cierto que aflora la injusticia y la intriga;

en donde nace el cardo también brota la espiga.

             La vida con su angustia, sus sombras y sus penas,

nos colma, sin embargo, de tantas cosas buenas.

Por eso amo la vida, y al decirlo no hay llanto,

porque creo que la vida muestra siempre su encanto,

sus múltiples razones para seguir la lucha

aunque prospere el vicio y la maldad sea mucha.

 

A. Francísquez Guzmán