El amor en la Poesía Erótica
(I) Delmira Agustini
Si la vida es amor, ¡bendita sea!
¡Quiero más
vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul del sentimiento.
Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea.
¡La vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!
Hoy partió hacia la noche, triste, fría,
rotas las alas, mi melancolía;
como una vieja mancha de dolor
en la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda, canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!
«Explosión”, de la colección de poemas en EL LIBRO BLANCO.
DELMIRA AGUSTINI de la República Oriental del Uruguay, es la poetisa de más alto quilate de su tiempo. Nacida en 1886, educada en una familia de clase media y muerta trágicamente por su ex esposo Enrique Job Reyes el 6 de julio de 1914. Nos deja al partir una obra llena de belleza que abarca tres libros: EL LIBRO BLANCO (1907), CANTO DE LA MAÑANA (1910) y, LOS CÁLICES VACÍOS (1913). Su obra póstuma ha sido recogida en dos volúmenes: EL ROSARIO DE EROS y LOS ASTROS DEL ABISMO, publicadas en 1924. En 1944 la Editorial Losada de Buenos Aires publica POESÍAS COMPLETAS de Delmira Agustini, en un volumen con un estudio preliminar de su amigo el crítico literario Alberto Zum Felde (1890-1976). Del libro ROSARIO DE EROS (1924) son estos fragmentos del poema ‘Mis amores’ que podríamos señalar como uno de los mejores para una buena antología. Veamos sus versos:
Hoy han vuelto. Por todos los senderos de la noche han venido a llorar en mi lecho. ¡Fueron tantos, son tantos! Yo no sé cuáles viven, yo no sé cuál ha muerto. Me lloraré yo misma para llorarlos todos: la noche bebe el llanto como un pañuelo negro. Hay cabezas doradas al sol, como maduras... Hay cabezas tocadas de sombra y de misterio, cabezas coronadas de una espina invisible, cabezas que sonrosa la rosa del ensueño, cabezas que se doblan a cojines de abismo, cabezas que quisieran descansar en el cielo, algunas que no alcanzan a oler a primavera, y muchas que trascienden a las flores de invierno.
¡Ah, la cabeza oscura que no he tocado nunca y las pupilas claras que miré tanto tiempo! Las ojeras que ahondamos la tarde y yo inconscientes, la palidez extraña que doblé sin saberlo, ven a mí: mente a mente; ven a mí: cuerpo a cuerpo. |
Tú me dirás qué has hecho de mi primer suspiro, tú me dirás qué has hecho del sueño de aquel beso... Me dirás si lloraste cuando te dejé solo... ¡Y me dirás si has muerto!...
Si has muerto, mi pena enlutará la alcoba lentamente, y estrechará tu sombra hasta apagar mi cuerpo. y en el silencio ahondado de tiniebla, y en la tiniebla ahondada de silencio, nos velará llorando, llorando hasta morirse, nuestro hijo: el recuerdo.
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EL GENIO LÍRICO de la poetisa uruguaya DELMIRA AGUSTINI, su poesía amorosa en busca de enigmas, y sus poemas eróticos-sensuales significan las expresiones más acabadas en belleza que mujer alguna haya expresado. Su obra de fondo metafísico -versos llenos de pasión, de amor carnal- señala la búsqueda de ese “amor ideal en el que sólo encuentra pesimismo-tormento.
Para darnos una idea de la grandeza de sus versos, el poeta nicaragüense RUBÉN DARÍO (Metapa 1867-León 1916), en introducción a LOS CÁLICES VACÍOS, expresa:
“De todas cuantas mujeres escriben en verso, ninguna ha impresionado mi ánimo como Delmira Agustini por su alma sin velos y su corazón de flor. Y es la primera vez que en lengua castellana aparece un alma femenina en el orgullo de la verdad de su inocencia y de su amor a no ser Santa Teresa en su exaltación divina... Si esta niña bella continúa en la lírica revelación de su espíritu, como hasta ahora, va a asombrar a nuestro mundo de lengua española. Sinceridad, encanto y fantasía, he ahí las cualidades de esta deliciosa musa. Cambiando la frase de Shakespeare podría decirse “that is a woman”, pues por ser mujer dice cosas exquisitas que nunca se han dicho. Sean con ella la gloria, el amor y la felicidad”.
Veamos el poema titulado “Nocturno” seleccionado en el poemario LOS CÁLICES VACÍOS (1913). Tres estrofas: dos tercetos y una de dos versos, -todos alejandrinos-.
Engarzado en la noche el lago de tu alma
diríase una tela de cristal y de calma
tramada por las grandes arañas del desvelo.
Nata de agua lustral en vaso de alabastros;
espejo de pureza que abrillantas los astros
y reflejas la sima de la Vida en un cielo...
YO soy el cisne errante de los sangrientos rastros,
voy manchando los lagos y remontando el vuelo.
Una de las poesías más conocidas de Delmira es sin duda el soneto alejandrino “El intruso” del volumen EL LIBRO BLANCO. Sus versos dan testimonio de ese amor carnal, erótico, apasionado e intenso cuando nos dice:
Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de blancura,
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.
Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si tú duermes, duermo como un perro a tus plantas.
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura,
y bendigo la noche sollozante y oscura
¡que floreció en mi vida tu boca tempranera!
Volviendo a sus brillantes sonetos, quizás, uno de los mejores logrados por Delmira lo encontramos en el poemario CANTOS DE LA MAÑANA -su segundo libro citado-. He aquí sus alejandrinos.
LO INEFABLE
Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,
no me mata la Muerte, no me mata el Amor
muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor
de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida
devorando alma y carne, y no alcanzara a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?...
¡Cumbre de los Martirios!... ¡Llevar eternamente,
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz!
¡Pero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable!... ¡Ah, más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!
(II) Alfonsina Storni
ALFONSINA
STORNI, cuyo
verdadero nombre es ALFONSINA CAROLINA STORNI MARTIGNONI nace el 22 de mayo de
1892 en la Sala-capriasca, Cantone Ticiano, Suiza meridional italiana. Hija de
Paolina (maestra) y Alfonso (negociante), de la sociedad Storni Hnos.
“Cervecería Argentina”. Cuatro años después de su nacimiento regresa con su
familia a San Juan, donde nacen sus hermanos María y Romeo. Posteriormente se
trasladan a Rosario. Allí, Alfonsina pasa su niñez y adolescencia. Nace su
hermano Hildo Alberto, y en el año de 1908 fallece su padre quedando la familia
en la pobreza. La madre abandona San Juan y se radica en Santa Fe. Nace su
hermanastra Olimpia Albertina de su segundo matrimonio con el suizo Juan Perelli.
Alfonsina trabaja y estudia hasta obtener, muy joven, el título de maestra en la
Escuela Normal de Coronda. Descubre que lo que le interesa es hacer versos, que
escribe desde los 12 años. Conoce el amor. Traicionada, defraudada, escribe:
Me faltaba un amor
y ya lo tuve
una infamia también
y di con ella...
Alfonsina viaja a Buenos Aires en compañía de su hijo Alejandro Alfonso al que dedica estos versos que titula:
LA LOBA
Yo soy la loba.
Quebré con el rebaño.
Y me fui a la montaña
fatigada del llano.
¡Yo tengo un hijo fruto de un amor sin ley!
¡Mirad cómo se ríen y cómo me señalan!
Yo soy como la loba. Ando sola y me río
del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
donde quiera que sea, que yo tengo una mano
que sabe trabajar y un cerebro que es sano.
El hijo y después yo, y después... ¡lo que sea!
Alfonsina desempeña
distintos oficios en la capital: oficinista, maestra, profesora de castellano de
la Escuela Normal y directora del Teatro Infantil Lavarden. Lucha tenazmente
contra los prejuicios sociales. Se destaca por su labor periodística y sus
conferencias en defensa de la mujer. En 1930 viaja a Europa y visita su casa
natal en Suiza. En España da conferencias y a su regreso a Buenos Aires, se
reintegra a sus labores docentes: Instituto Nacional del Profesorado en Lenguas
Vivas; Conservatorio Nacional de Música
y
Teatro Infantil Lavarden. Colabora para el periódico LA NACIÓN. Su pobreza, su
incomprensión y su terrible enfermedad la llevan al suicidio arrojándose al Mar
del Plata el 25 de octubre de 1938. Alfonsina Storni es considerada una de las
mejores poetisas de Argentina y la lírica continental.
Desde el punto de vista feminista, la Storni refleja en toda su poesía la búsqueda de su amor frustrado; su destino, la angustia, el desengaño y la soledad de su independencia. Se le considera una pragmática. Ama intensamente a la Humanidad. La búsqueda de ese amor añorado que espera encontrar es traicionada. El desengaño la hace tomar una posición frente a la realidad de la vida en el concepto de su poesía amorosa. Y en esa sed de amor expresada por Alfonsina, surgen estos versos eróticos:
Para qué amo me pregunto
si no es para hacer algo
grande, nuevo, desconocido,..
En relación a su obra poética señalamos los siguientes libros: LA INQUIETUD DEL ROSAL (1916), EL DULCE DAÑO (1918), IRREMEDIABLEMENTE (1919), LANGUIDEZ (1920), OCRE (1925), MUNDO DE SIETE POZOS (1934), MASCARILLA Y TREBOL, CÍRCULOS IMANTADOS (1938). Obras póstumas: OBRAS POéTICAS (1952), OBRAS POÉTICAS COMPLETAS (1961), entre otras.
Selección:
EL RUEGO
Señor, Señor, hace ya tiempo, un día
soñé un amor como jamás pudiera
soñarlo nadie, algún amor que fuera
la vida, toda poesía.
Y pasaba el invierno y no venía,
y pasaba también la primavera,
y el verano de nuevo persistía,
y el otoño me hallaba con mi espera.
Señor, Señor, mi espalda está desnuda:
¡haz restallar allí, con mano ruda,
el látigo que sangra a los perversos!
Que está la tarde ya sobre mi vida,
y esta pasión ardiente y desmedida
La he perdido, Señor, ¡haciendo versos!
Soneto clásico. Aparece en el libro Languidez (1920).
(III) Juana de Ibarbourou
¿Qué es esto? ¡prodigio!
Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos y en ellas,
¡Oh gracia! Brotaron rosas como estrellas.
1919 (Fragmento de su libro LAS LENGUAS DE DIAMANTE)
JUANA DE IBARBOUROU nace el 8 de marzo de 1895 en Melo, capital del departamento de Cerro Largo en el Uruguay. De padre vasco y madre uruguaya. Su verdadero nombre, Juana Fernández Morales. A los trece años escribe poemas que aparecen en el DEBER CÍVICO de Melo. Sus primeros trabajos llevan el seudónimo de Jeannette d’lbar, en el rotativo EL NACIONALISTA de su ciudad natal; luego, toma para siempre el apellido de su esposo, capitán Lucas IBarbourou. Vive en varias ciudades y pueblos del interior hasta que en 1918 se radican en Montevideo. Allí nace su hijo César.
Juana surge a la popularidad literaria con su libro LAS LENGUAS DE DIAMANTE (1919). El 10 de agosto de 1929 en el Palacio Legislativo de Montevideo es laureada con el titulo JUANA DE AMÉRICA a propuesta del poeta peruano José Santos Chocano (1875-1934). En los años comprendidos de 1935 a 1938 recibe condecoraciones de más de 25 países, entre ellos, Perú, Bolivia y México. En 1953 es proclamada MUJER DE LAS AMÉRICAS por la Unión de Mujeres Americanas. Muere el 15 de julio de 1979.
Don Miguel de Unamuno, célebre escritor español (Bilbao 1864-1936), Rector de la Universidad de Salamanca, en la NACIÓN de Buenos Aires, escribe:
“Una excelente, excelentísima oriental -y esto de oriental le cuadra por algo más que por ser uruguaya-, Juana de Ibarbourou ha escrito unas poesías de una castísima y ardiente desnudez, de un ardor de pasión contenida que recuerda a las de Safo -no las de la leyenda-, poesías que no sé de mujer española que las haya escrito y si las hubiera escrito no las habría publicado... Esas poesías, incorrectas a las veces, desmañadas tal vez, pero intensas y hondas y encendidas, poéticas, en fin, casi siempre, forman un volumen que se titula LAS LENGUAS DE DIAMANTES... La autora nos ha remitido sendos ejemplares —¡gracias!— a Juan Ramón Jiménez, a Antonio Machado y Manuel Machado y a mí. Los cuatro diremos lo mucho bueno que de esa poesía tan genuinamente femenina creemos y sentimos".
Su obra poética comprende los siguientes volúmenes: LAS LENGUAS DE DIAMANTE con cinco ediciones. La (última publicada por la Colección de Clásicos de Uruguay, Montevideo, 1963, con Prólogo de José Pereira Rodríguez). Le siguen en orden cronológico POESÍAS ESCOGIDAS I EL CÁNTARO FRESCO (1920); RAÍZ SALVAJE (1922); LA ROSA DE LOS VIENTOS y una antología titulada SUS MEJORES POEMAS (1930); LOORES DE NUESTRA SEÑORA Y ESTAMPAS DE LA BIBLIA (poemas en prosa, 1936); PERDIDA (1950); AZOR (1953). En ese mismo año publica OBRAS COMPLETAS, Prólogo por Ventura García Calderón; ROMANCE DEL DESTINO (1955); ORO Y TORMENTO (1956) y por último CANTO RODADO (1958), entre otras.
Seleccionamos dos bellos poemas eróticos “La inquietud fugaz* del volumen LAS LENGUAS DE DIAMANTE y su entrega al amor apasionado en los versos del poema titulado ‘La Cita’.
LA INQUIETUD FUGAZ
He mordido manzanas y he besado tus labios. Me he abrazado a los pinos olorosos y negros. Hundí, inquieta, mis manos en el agua que corre. He huroneado en la selva milenaria de cedros que cruza la pradera como una sierpe grave, y he corrido por todos los pedrosos caminos que ciñen como fajas la ventruda montaña.
¡Oh amado, no te irrites por mi inquietud sin tregua! iOh amado, no me riñas porque cante y me ría! Ha de llegar un día en que he de estarme quieta, ¡ay, por siempre, por siempre! con las manos cruzadas y apagados los ojos, con los oídos sordos y con la boca muda y los pies andariegos en reposo perpetuo sobre la tierra negra. ¡y estará roto el vaso de cristal de mi risa en la grieta obstinada de mis labios cerrados! Entonces, aunque digas: — ¡Anda! ya no andaré. Y aunque me digas — ¡Canta!, no volveré a cantar. Me iré desmenuzando en quietud y en silencio bajo la tierra negra, mientras encima mío se oirá zumbar la vida Como una abeja ebria. ¡Oh, déjame que guste el dulzor del momento fugitivo e inquieto! ¡Oh, deja que la rosa desnuda de mi boca se te oprima a los labios!
Después será ceniza bajo la tierra negra. |
LA CITA
Me he ceñido toda con un manto negro. Estoy toda pálida, la mirada extática. Y en los ojos tengo partida una estrella. ¡Dos triángulos rojos en mi faz hierática!
Ya ves que no luzco siquiera una joya, ni un lazo rosado ni un ramo de dalias. Y hasta me he quitado las hebillas ricas de las correhuelas de mis dos sandalias.
Mas soy esta noche, sin oros ni seda, esbelta y morena como un lirio vivo. Y estoy toda ungida de esencias de nardos. Y soy toda suave bajo el manto esquivo.
Y en mi boca pálida florece ya el trémulo clavel de mi beso que aguarda tu boca. Y a mis manos largas se enrosca el deseo Como una invisible serpentina loca...
¡Descíñeme, amante! ¡Descíñeme, amante! Bajo tu mirada surgiré como una estatua vibrante sobre un plinto negro, hasta el que se arrastra, como un can, la Luna
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Resumiremos en pocas palabras en relación a los versos de las tres excelentes poetisas iniciadoras de una poesía apasionada, de gran sensualismo, aunque diferente, cuando se trata del amor erótico. En Delmira, el reflejo de su estro es basado en un amor ideal en el que solo encontró pesimismo-tormento; en Alfonsina, el punto erótico de su poesía amorosa radica en no gozar a plenitud lo que ansía en su pareja -un amor perfecto- y, en Juana lo contrario: si hay algo de erótico en sus poemas no lo enjuiciamos en el mismo sentido de las poetisas anteriores. Según ella ‘... una perenne ilusión hace que el esposo vea siempre a la amante’. Bajo el lecho hogareño, se dedica por entero a su obra literaria, a su esposo y a su primogénito hasta el día de su deceso.
Miembro activo (746) del Colegio Nacional de Periodistas (CNP) de Cuba (Exilio), Miami, FL. Diploma de Mérito –Bodas de Plata– 1995.