OMNIPOTENTE PRESENCIA
Lo sabemos. Sabemos que estás porque sin hablarnos te vemos en cada cosa que nuestros ojos graban. Estás silencioso en el sonido ancestral de todas las piedras y todas las aguas del mundo, en las caricias profundas y heredadas de nuestros antepasados, en la raíz del pan, en la música, en la tez blanca y en la piel oscura del aborigen que todavía llora por un pedazo de tierra. Estás y siempre te nos apareces hasta en las cosas más simples que nos rodean a diario. Así, estás en el tarro de la basura, entre los desperdicios que los hombres desechamos y que alimentan, sin pensarlo, a otros hombres. Permaneces escondido en el ruido estridente de las tantas casas disqueras que ensordecen la ciudad. Estás en la turbia mirada del delincuente delinquido, en el juicio prepotente del ente desquiciado y ansioso de poder. Tú estás, en las cicatrices de la sangre negra que se quedó en tierra en tiempos de esclavitud, en las fogatas playeras, en los fanales en los barcos y los bosques que entonan canciones de costa a cordillera. Estás, en ese coro tierno de palomas que anuncia al atardecer que un niño ha nacido como el inicio de la sangre que se renueva en la humanidad toda. Siempre estás y nos miras como si fuéramos algo especial y diferente. Y no somos así, JESÚS sino que solamente TÚ nos ves así. Pero si TÚ no estás vamos perdiendo en el tráfago citadino nuestra propia identidad y nos escapamos del presente y vamos lejos y, es justo ahí, que te apareces en la tierna mirada del perro callejero que aúlla sus penas a la luna y a la sombra de la vida. Estás en las llagas del mendigo que arrastra sus carencias como bandera de lucha. Estás silencioso en el infierno y en el paraíso de cada uno de nosotros, en los territorios reales e irreales que de cristal, fabricamos los humanos y sigues estando por los siglos de los siglos en el alma de esos seres que nacen destinados tan sólo a soñar como gigantes. Y te apareces en la marisma vertiginosa de aquellos solitarios y sin destino, en el graznido negro y oscuro de los cuervos que surcan el cielo azul, en el viento y en la nieve blanca y espumosa que entumece los cuerpos cuando el alma se ha dormido. |
Estás en el último aleteo del colibrí que de flor en flor deja su esencia. TÚ, estás, siempre en las elegías, en los poemas y en las aldabas oxidadas de la memoria. Estás entonando canciones de futuro de ríos y de pueblos profanados, Estás en las llagas y en los gusanos del cuerpo que se ha marchado. Tú eres y serás siempre porque Tú estás limpio, Dulce Cordero de Humildad, porque permaneces en las grises osamentas del desierto ebrio y taciturno. Tú, permaneces siempre en el leño que quema y socava hasta los pálidos gritos de la aurora. Tú, que eres, vegetal; sueño; rebaño; Nube; tiempo; perdón; Rama; orilla; cruz y entrega. Tú que -según dicen algunos- eres “ciudadano de segunda clase” pero han olvidado que nos entregaste el telar para que tejamos sin descanso nuestras propias redes. Tú, que tienes en el pecho un nido abierto, una llaga, una garra y una espada. Tú, el mismo que eres vino, agua y la Sagrada Memoria.
Déjanos beber el vino, la poesía, las palabras y los ruegos y no vuelvas a morir ni te alejes aunque en las sombras los ojos no te vean y la mano cobarde, turbia y fantasmal vuelva a clavar en tu costado una lanza. Sé que es mucho pedirte pero, yo sé que a pesar de todos los capullos y las miles de mariposas nocturnas que mueren día a día irás para siempre en el corazón de los humanos. Y si algún día volvemos a darte la espalda, ten por seguro que detrás de las atávicas oscuridades de la noche encontraremos agazapadas las nostalgias y las luces de nuestras almas ya apagadas nos dirán en largo y profundo dolor, que no es bueno, Jesús, que no es bueno olvidar tu sacrificio y la sangre de tus lágrimas. María Cristina Aliaga Luna Curicó-Chile. |
Quiero una buena vejez.
Quiero que cuando llegue ese estado de la vida me encuentre con el alma encendida de optimismo. Sí. Porque la vejez no me va a impedir soñar, mantener el alma pura y limpia como en mis mejores tiempos.
Quiero conservar esa alma de niño que me reqaló la vida. Quiero sonreír (con más o menos dientes). Mi belleza estará en cada uno de mis gestos.
Quiero mantener mi mente alerta y despierta al que me necesita. Debo ser capaz de olvidar, desechar los rencores que algún día mordieron mi alma.
Quiero hacer las cosas sin buscar miles de razones para justificarme. Hacerlas por el solo hecho de hacerlas. eso me hará sentirme feliz
El ser anciano es aceptar el hecho de nuestro paso por la vida, por eso, debemos proponernos metas y efectuarlas; en caso contrario, el tiempo no nos esperará. ¡Debemos ganarle al tiempo !
Camino a la vejez quiero ser capaz de ver mis debilidades y mis virtudes. Quiero sanar mis defectos, optimizar las virtudes, los sueños, las esperanzas. (Si no basamos la vida en la excelencia de un ser humano bueno y feliz no podremos tener una buena vejez)
Quiero ser capaz de enfrentar mis desafíos con fuerza y decisión. Quiero ser como mi amiga Pilar: íntegra, feliz de estar viva. Los años no hacen la vejez. Es nuestro espíritu el que la va formando. La vejez es sólo un estado, un gasto de materia no del alma. Entonces, el alma deberá estar por sobre todas las pequeñeces del espíritu.
Quiero entender que mi trabajo me permitirá la realización total. Si amo verdaderamente lo que hago, lograré descubrir el lado bueno de la vida en las tareas diarias que realizaré con amor y fe.
Quiero poder soñar siempre. Quiero que al levantar los ojos de la tierra que piso a diario, mi espíritu se eleve por lo alto dándome la esperanza de un mañana mejor.
Quiero que comprendan mi nueva manera de amar; lenta, pausada, pero tan profunda y cálida como en mi mejores tiempos. ¡Qué bello será decir “Te quiero” con el pelo cano y el alma engrandecida!
Quiero dejar en esta tierra lo mejor de mí para aquellas personas que me ha tocado formar en la vida. Quiero dejarles sueños, esperanzas y realizaciones.
Quiero levantarme cada vez que caiga con un mejor espíritu de superación Sin dolores ni maldiciones, sin fracasos, sino pensando que mañana será un día mejor: **EL MEJOR DÍA DE M VIDA **
Quiero agradecer el simple hecho de haber nacido, de estar viva, de poder soñar y poder llegar a ese estado que todos llaman Vejez.
Quiero, eso sí, que entiendan mis cambios de ánimo, mi ocasional tristeza , mi calma física (pero no menos profunda) mis limitaciones en todo aspecto, el acortamiento de mi vista, mi andar pausado, mi increíble anhelo de ser aceptada como un viejo, pero un viejo lleno de amor.
Quiero tener una buena vejez y pondré en ello todas mis ilusiones, desechando los temores que me asaltan con los años.
Quiero ser un viejo choro, una buena madre o un buen padre para los hijos, el mejor ejemplo de ser humano feliz que supo un día vivir con 1as penas y alegrías que le deparó la vida.
Pero, para todo esto, necesito que Dios me regale tiempo y salud.
María Cristina Aliaga Luna
COMO TENUE SILBIDO
Habrá otro silencio para despertar tu voz arcilla de jarra sin sol JOSÉ CARRIÓN CANALES
Habrá otros mares otras espumas otras estelas sin sus caracolas y allí estarás indeleble como libélula y su átomo. Serás, entonces, a mi coraz6n y a mi sentimiento, ánfora de luz, saeta de fuego, serás vigilia, y silbido tenue de la noche. |
Habrá otro silencio navegante nocturno y estaremos llenos de lumbre y pájaros en celo.
¡AY, criatura volátil eterna y majadera!
Habrá ojos rojos como el desierto que llama a morir, habrá lunes soles con sus besos de sol y lluvia y allí estarás criatura nocturna, allí estarás, eterno, por los siglos de los siglos. |